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Mostrando entradas de abril, 2014

Vaivenes de la edad.

Vaivenes de la edad. Yo no soy aquel que era; no sigo siendo el que fui: el de antes no se parece al que soy. A veces, no me reconozco: frente al espejo, un rostro desconocido aparece, y otro se ha ido desvaneciendo con el tiempo. No sé desde cuándo. Hábitos, costumbres malas y buenas que creí tener, se truecan en otras, que me es difícil ya clasificar entre esas dos maneras de vivir que el credo o alguna filosofía me ha enseñado, y vivo sin distinguir ya con pureza lo bueno y lo malo, lo beneficioso y lo nocivo, lo sano o lo dañino. Mejor, hay vicios que considero me hacen un bien. Hay cosas que llamé virtudes que ahora me estorban en el vivir. Parece que a cierta edad, las fronteras que tan nítidamente reconocemos, se nublan, se confunden, cambian su ubicación y su sentido.  Es como si la relatividad de los valores se nos fuese cada vez no solo más manifiesta sino, más confusa. Cerca ya de los cincuenta años, me sorprendo con temores de mi niñez, que antes no t