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Mostrando entradas de diciembre, 2010

La sonrisa milenaria

La sonrisa milenaria. Recorrer la distancia de 42 kilómetros y 192 metros en un tiempo de dos horas, tres minutos y 56 segundos es algo ajeno a cualquier ser humano de cualquier parte del planeta, rico o pobre, blanco, negro o amarillo. Solo lo pudo lograr un ser humano: Haile Gebrselassie. Quien abandonó hoy la maratón de New York a mitad de la carrera y al mismo tiempo, abandonó para siempre a sus 37 años, su carrera atlética. La carera de largo fondo ha sido siempre una actividad humana maravillosa. Un atleta de alto nivel, vive en otro planeta dentro de su solitaria vida de fondista. Recorre entre 200 a 300 kilómetros por semana, entrena dos o tres veces diarias los ocho días de la semana, los 365 días del año. Vive consigo mismo siempre. Dialoga con el sonido de sus pasos sobre el pavimento o la tierra; observa sin ver ese paisaje rutinario que conoce de memoria a la hora del amanecer o del crepúsculo. Conversa con la luna, las estrellas, el sol tierno de las mañanas de invierno.

El Nobel para un Lector

Fotografía propiedad de Diario El País. España. El Nobel para un lector. Cuando Vargas Llosa recibió la noticia de que había ganado el premio Nobel, se encontraba leyendo. Entre sus manos sostenía una obra más que importante de la literatura latinoamericana: El reino de este mundo, de Alejo Carpentier. Quizás aun las sombras de un amanecer ruidoso se deslizaban espectrales sobre los rascacielos de aquella ciudad vertical que abraza el rio Hudson, cuando a aquel hombre que leía en la penumbra la historia fantástica de un pueblo que milagrosamente existe, le es anunciado que ha recibido el más prestigioso de los galardones literarios. El hecho en sí es curioso y a la vez, significativo. Cuando Alejo Carpentier escribe aquel libro en 1949, Vargas Llosa tiene 15 años, es decir, era aquel joven que probablemente ya había posado sus ojos en los laberintos del mundo, y escuchado el sonido interno y extraño que se produce, cuando la literatura se encuentra con el alma de un lector, no solo áv