¿Para qué
quedarse con lo bello? ¿Para qué esconder la luz o la dicha? ¿Para qué? Si la
alegría crece con cada palmada que le dán en la espalda, o cada vez, que le
peinan el cabello.
En este mundo tan
triste y tan desesperanzado, ya lo dijo Borges, tenemos la obligación de ser
justos y ser felices. Y otra vez, ahí está la música, la bella música, para
regalarnos un momento de felicidad.
Así, de una
conversación telefónica con Mario Bencastro, yo en Houston, y él en Florida –
me gusta más decir La Florida, remite a un lugar lleno de flores- pasamos de hablar
de literatura, a la pintura y de ahí, a hablar de Jazz y a mencionar a Chamba
Elias – ese gran jazzista salvadoreño que conocí en el velorio de mi abuela el
pasado diciembre. Luego fue inevitable emocionarnos al hablar de Bebo Valdés y
de ese gran disco llamado Lágrimas
Negras, que grabó con Diego El Cigala.
Entonces, pasamos
al flamenco, y Mario me preguntó si conocía un disco llamado La leyenda del tiempo, que Camarón de la
Isla grabó en 1979. Le dije que me encantaba Camarón, -pues amo el flamenco-
pero que nunca había escuchado de ese disco. Luego me mencionó un breve
antecedente, y emocionado, me habló de la grandeza musical de ese disco que entre
sus bellezas, está la de ser hecho de versos de Federico García Lorca.
¡Te imaginas!
-me dijo. ¡Lorca cantado por Camarón!
Y entonces… aquí
está, para todas las personas que amamos la música, este disco que para algunos
es uno de los mejores del siglo XX, y quizás de la historia de la música: La leyenda del tiempo.
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