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El destino de Nairo.

Fotografia de Diario El Pais de España


El destino de Nairo.

De llegar este articulo a publicarse, ese mismo día  se estaría conociendo quien ha Ganado el Tour de Francia. La carrera ciclística más prestigiosa del mundo tiene ya 112 años de estarse realizando- su primera edición fue en 1903-, y cuenta en su historia con rivalidades extraordinarias y heroísmos deportivos excepcionales, como también, con rotundas decepciones y magnos escándalos, como los siete años en los que el  nombre de Lance Armstrong aparece tachado de los registros oficiales.

En este momento, mientras esto se escribe, dos ciclistas se empeñan en una lid increíble escalando el Col d’ Allos en los Alpes Franceses - a 2.250 metros sobre el nivel del mar: el inglés – nacido en Kenia y educado en Sudáfrica- Chris Froome, y el hombre que, siendo niño, ayudaba a su hermana a llegar a la escuela primaria, amarrando la bicicleta de ella a la suya, y halándola por entre elevadísimas cuestas en su natal Cómbita, un pueblo de  la provincia de Boyacá, ubicado en  las montañas de la cordillera este de Colombia: Nairo Quintana.  

Revisando sus biografías se observa como la distancia social entre ambos atletas es enorme, similar, en su caso y momento,  con la discrepancia entre la vida de Eddy Merckx – ganador del Tour en cinco ocasiones- y Luis Ocaña – quien ganara en 1973, en ausencia del primero. Ocaña, hijo de refugiados españoles en Francia,  solo quería una cosa: ganar a Eddy Merckx. 
Nairo, quien hizo su primer Tour en 2013 a la edad de 23 años,  fue quien apareció como un ciclista desconocido a la espalda de Froome en los mismos Alpes franceses, llegando incluso a ganar una etapa y terminando en segundo lugar general, a 4 minutos y 20 segundos del mismo Froome. Ningún corredor en la historia del Tour ha ganado una etapa  en su primera participación, ni mucho menos se ha ubicado en el podio de los triunfadores.

Quintana, el gran escalador,  termina este día a 3 minutos y 10 segundos de Froome, y con tres días más de carrera en montaña, antes de la entrada final a Paris. Después de su triunfo en el Giro de Italia en 2014, este talentoso atleta, quien sobreviviera a sus dos años de edad, a lo que en su pueblo llaman “tentado de difunto” -una dolencia de constantes diarreas y sangrado de nariz y boca- y que por ello fuera predestinado por su pueblo, a grandes triunfos en su vida, puede hacer validar, aquello que Borges dijera con solemnidad: un hombre es al final, su destino.
  



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