Foto Diario El País. España. No recuerdo quién dijo en una ocasión que uno vive para afrontar los últimos tres minutos de su vida. Es decir, vivimos para lo que hemos de atravesar, en esos minutos postreros, últimos, en los que hemos de estar en esta tierra. En ese instante, no sé si raudo o lento, no sé si dulce o cruel, toda nuestra vida ha de pasar ante nosotros como una visión viva que demandará que nuestro corazón y nuestra alma, nuestro moribundo ser, llegado a ese punto, corrobore, responda, conteste, complete, interpele o interrogue a su vez lo ya vivido. Será el momento de las despedidas, de recordar agravios o de decir disculpas; de guardar con uno los eternos engaños, o lo que es lo mismo, llevarse anudados todos los desengaños, aquellos que hemos de recordar, esos tan solo, pues con ellos basta. Será el momento, quizás, de lustrar las sempiternas satisfacciones, de sacarles brillo, pues ir
"Escribir, es poner en orden lo disperso" Carlos Fuentes