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"Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida"

"Con tres heridas yo,
La del amor
La de la muerte
La de la vida."


Miguel Hernández




Compromiso

Quiero luchar esta batalla.
Quiero dar todo de mí en esta lucha
que ahora empiezo.
Quiero intentar alcanzar la estrella que más brilla.
Quiero llegar tan lejos como pueda siguiendo este horizonte.
¡Quiero alcanzar tu corazón a toda costa!

Quiero ver el fin de este camino.

No sé,
si he de llegar a lo que espero.
Es posible que quede en medio de la lucha,
tirado en el campo de una gesta imposible.

Quizás alguna lanza de olvido,
alguna flecha de
desdén,
algún dardo de hielo
llegue hasta mi pecho…
y la batalla termine para mí.
Y todo quede en el intento.

Pero esta es la lucha que yo quiero.
Pero esta es mi batalla,
Pero esta es la batalla,
que hoy, yo, he escogido,

Quiero dar todo en el intento,
Auque me quede en medio del camino.



Melancolía

Es de noche, casi media noche.
Mi mano me pide que la avance,
mi corazón me pide que lo siga.

Es de noche, casi media noche.
Tu fantasma anda por ahí,
ya,
dando vueltas.
Tu recuerdo se prende ya de mis palabras.

Me pongo a escribirte, sin que lo sepas.
Me pongo a regar estas palabras.
Tejo mi manta de la espera,
mido el tiempo con el tiempo.

Repaso tus palabras.
Rescato instantes, segundos que
para ti son inexistentes.

Me dejo llevar
por lo que siempre se ha llamado…melancolía.



Gracias por existir.


Gracias por estar ahí,
En ese espacio del mundo y del tiempo
Que es tu vida.

Gracias,
Por que sin saberlo,
Con tus horas,
Mis horas se llenan a su vez de tiempo alegre.

Gracias simplemente te doy por existir.
Por llenarme los días de tu ausencia o tu presencia,
Pero que al final,
Ambas son porque tú existes:
Existes y te veo,
O existes y estás lejos de mis ojos.

Gracias por simplemente,
Ser tal y como tú eres… para ti.
De esa forma, también sin saberlo tú,
Eres como realmente me gusta que seas: siendo tú.

Gracias le doy a la vida porque no sé cómo,
Yo crucé por donde tú ya estabas.
Yo estoy a donde tú –lejos de mí, atendiendo a lo que eres-
Decidiste quedarte.

De otra manera quiero decir,
Que sin saberlo tú,
Tu existir me hace feliz,
Sin tu permiso.

Tomo de ti felicidad,
Sin quitarte nada.
Bebo de ti sabia vital,
Sin que tu pierdas nada;
Me lleno de alegría o de tristeza,
Simplemente,
Porque decides –ajena a lo que siento- pasar cerca de mí…
O pasar lejos.

Gracias por sonreír,
Por caminar allí,
Donde yo sé que has caminado.

Gracias por llenar los espacios,
Con presencias tuyas que se han ido,
y que luego,
Son ausencias tuyas que me cercan.

Gracias por tu voz,
Que aunque diga nada que tenga que ver conmigo,
Sigue siendo esa voz que para mí,
Es el sonido de las cosas que yo me regalo,
Cuando siento el mundo como si cantara.



Tu nombre


Me gusta pronunciar tu nombre,
porque me trae la alegría
de saber,
que auque mi corazón esté despedazado,
sus restos aún laten,
sus trozos tirados por doquier,
aún se unen,
se atan,
bailan al unísono
con la
breve alegría de ver tu rostro.

Tú no sabes el milagro
que provocas en mi corazón.

Simplemente te diré,
que tu risa es capaz de
darme vida,
de resucitarme,
de hacer que el dolor
se trueque en brisa fresca
de los campos
donde tu nombre crece.



Yo sé que tu nombre fue primero que las flores


Yo sé que tu nombre fue primero que las flores y
que tus siete letras aluden con encanto el horizonte.

Yo sé que tu nombre significa los colores, los aromas
y las formas de todo lo que ahora yo puedo llamar bello.

Yo sé que tu nombre fue primero que las flores
y sé que tu sonrisa en cada mañana que te encuentro,
me hace entrar a un jardín que me ha crecido en el pecho.

Yo sé que tu nombre fue primero que las flores
y que tu voz, que pronuncia dos palabras,
lleva consigo aquella música que a través de las horas
se queda en mí, a llenarme con su encanto.

Yo sé que tu nombre fue primero que las flores y
que tu cabello,
cuando
cae
en
tu
frente,
o lo dejas suelto,
se hermana con el viento tenue de los amaneceres
que no es más que la ternura de la naturaleza.

Así,
tu nombre hoy me evoca todo
lo que a mi corazón le es más querido:
la paz,
la gracia,
la belleza
y el amor por esta vida.



He dejado de buscar.



He dejado de buscar,
Ya no levanto los escombros,
Ya no aparto lo que se quebró,
lo destruido.

He dejado de buscar.
Ya no grito lo que persigo.
Ya no pretendo encontrar
nada,
nada.

Todo se ha ido:
Las cosas queridas se alejaron,
No queda donde depositar los frutos
del corazón.

El vació es mi casa.
La nada mi lugar.
Un día supe lo que
el amor era,
Un día supe yo de
compañía.
Un día supe que era
ser amante.

Todo se ha ido...
He dejado de buscar…
lo que tenía.

Hoy tomo lo poco que me queda:
Mis ilusiones, mis afectos,
mis argumentos
y mi único sueño ya maltrecho.

Me marcho de mí,
Me voy lejos de lo que un día conociste.



Donación.


Hoy quiero regalarlo todo.
Hoy quiero darme yo mismo al universo.

Hoy quiero donar mi sangre, mis ojos y mis manos
a aquellos seres exangües, ciegos
o que no pueden acariciar un rostro humano.

Hoy quiero regalarme,
Hoy quiero que el viento con su paso,
me haga polvo la piel,
y se la lleve a cubrir de antigüedad alguna estatua,
algún portal,
alguna iglesia.

Hoy quiero que mi pasado, mi presente y mi futuro
no sea más que un sueño
de alguien que olvida lo soñado
en el instante que despierta.

Hoy quiero que las horas no me midan mi tiempo:
Que lo haga el paso silencioso de lo que fue y lo que ha sido,
un tiempo sin tiempo
que es casi un no existir para las cosas humanas.

Hoy quiero que lo sentido,
sea olvido;
Lo amado,
sea un vació donde quepa cualquier cosa
que ese mismo olvido quiera.

Que las palabras dichas o escritas,
sean arena,
arena que se pierda en cualquier playa,
confundidas con los granos que el viento y la ola desgrana
con las horas,
y se lleva a cualquier parte.


Hoy quiero que se desvanezca, cual ceniza
en los rumbos del aire,
el amor más grande que mi alma
un día albergó como su propio ser,
como sustancia.

Hoy quiero ser silencio,
transparencia,
olvido,
piedra,
hoja seca,
gota de lluvia,
un ser que no haya sido,
un ser que no se
reconozca
en las cosas de este mundo.


Imposibles


Busco una manera de apagar un fuego
y no tengo más, que mis manos que se queman.

Busco una manera de encerrar un océano de tiempo,
dentro del estrecho espacio
que forman mis brazos y me pecho.

Busco una forma de arrancarme el corazón de un golpe,
y vuelve a crecer de la nada llenando otra vez mi pecho muerto.

No hay dolor más grande que el dolor de la muerte,
y sólo se parece a este dolor que deja
el desamor frente al amor que grita ¡no me dejes!

Hay un abismo ya, entre el ayer y el presente.
Un abismo hecho por un grito más aterrador
que el grito mismo de todos los terrores.
Más amargo que la agonía más mortal de todas las muertes juntas.

El ayer fue nunca,
El hoy no existe
Y el futuro es un jamás sin esperanza.


Jorge E. Castellón

Verano del 2006

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