El mundo pesa menos:
Matilde Elena ha muerto.
Dice Borges, que todo artista lega al final, con suerte, una imagen de sí mismo. Es esa imagen de trabajo entuciasta, de solidez intelectual, de confianza personal y de osadía, la que lega al final para nosotros, Matilde Elena López.
Si a un hombre y a un amujer, se le juzga por sus actos, mucho más aún, a un artista, a un pensador, mejor, a una artista a una pensadora, se le ha de juzgar... por sus obras. Esa de la que y desde la que hemos de apreciar y juzgar su legado. Asi, la obra máxima de la primera mujer ensayista salvadorña, Interpretacion Social del Arte, que sirva de referencia para medir la altura, el peso, la solidez, y la profundidad de un pensamiento.
Nacida en 1919, recorre con su vida la mayor parte de los más significativos sucesos de la historia de su país de origen, El Salvador. Librepensadora, arremete contra la dictadura del Martinato de manera activa, dejando una huella de liderazgo intelectual en esa gesta por la democracia. Es decir, a sus 25 años, en medio de una sociedad conservadora y militarista, la voz de una mujer asoma con la frescura de la primera juventud, a anunciar, con utopia, la esperanza de la democracia.
Y a sus 50 años, cuando escribe su obra ensayística cumbre, no se ha perdido esa intrepidez, esa vivacidad de pensamiento y esa confianza- ya madura- con la que ha de enfrentar una tarea de la misma magnitud: la reflexion critica de las obras literarias fundamentales de la historia universal. Si, Matilde, con su exquisita prosa, con su recia formacion clásica, pero sobre todo, con su definida posición filosófica y política, nos demuestra algo, a saber: que todo estudio serio, que toda actitud responsable con la verdad, que todo espíritu respetuoso de los logros culturales humanos, conduce al final a la mejor justeza, al juicio más preclaro sobre la obra humana. Disciplina, resistencia intelectual, amor por la verdad, aquello que hizo tambien de Margarite Yourcenar, la primera mujer en la Academia Francesa de la Lengua.
En aquella obra de Matilde Elena, se encuentra, por ejemplo, una de los trabajos ensayísticos, sino el más completo, que en Centroamérica se haya escrito a cerca de La Divina Comedia. Son 103 páginas de inigualable valor no solo literario, sino de historia social y de pensamiento filosófico sobre el origen, el texto y el meta-texto de aquel imperecedero legado artistico de la humanidad toda.
De igual forma, en la Interpretacion Social del Arte, Matilde deja claro su conocimiento profundo de la literarura y filosofia griega y latina, lo que le permite, como a todo aquel o aquella que lo posee, no sólo una plasticidad de pensamiento interpretativo sobre el arte, sino, un estilo inteligentemente creativo de la prosa. Eso que encontramos en quien Borges calificara de ser el mejor prosista en lengua española: Alfonso Reyes.
Pero Matilde, se intuye, no es sólo una académica, es una ciudadana. Pertenece a esa polis llena de contradiciones de su pequeño terruño, de su volcánico suelo. Y he ahí, ese otro centenar de paginas que sobre Alberto Masferrer escribe con el humilde titulo de Apéndice sobre literatura salvadoreña y que posteriormente, se habrá de convertir en el fundamento del prólogo a las obras completas de Masferrer. Toda aquella persona que quiera conocer con seriedad de la obra y la vida de Masferrer, ha de leer esas paginas que cierran la Interpretacion social del arte.. Por cierto, el estudio más completo y reciente sobre Masferrer, hecho por la historiadora norteamericana Karen Racine, se nutre del texto de Matilde Elena como una fuente primordial.
Es que ser fuente, llegar a ser referencia, apoyo, es para el intelectual, uno de sus logros mayores. Y Matilde Elena Lopez, es con su trabajo ensayistico, una de las más ricas fuentes para la investigación y la creación del pensamiento interpretativo en la literatura salvadoreña y universal.
Probablemente, Francisco Gavidia, la odisea de un genio, de Roberto Armijo y José Napoleón Rodríguez Ruíz; El minimum vital, de Alberto Masferrer e Interpretacion Social del Arte, de nuestra Matilde Elena López, sean los más importantes y compeltos trabajos ensayísticos de la literatura salvadoreña, y sus autores, los mejores ensayistas que hayamos tenido.
Que tu mejor poesia, te acompañe, mujer menuda, por entre el infinito cielo donde se esconde la aurora esperada de lo bello, lo bueno y lo justo de este mundo.
Jorge Castellón
Marzo 15 del 2010
Marzo 15 del 2010
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