Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2017

Las casas de Armstrong y Trotsky

34-56 107th St, Corona, NY 11368 Cto Interior Avenida Río Churubusco 410,  Del Carmen, 04100 Ciudad de México, CDMX, Mexico La invitación para que otra persona visite la casa de uno por primera vez, tiene un significado especial. No es un acontecimiento corriente en la vida de comunicación, de relación social o de amistad. Abrir la propia puerta es abrir la mano y abrir el corazón hacia esa otra persona que llega, por invitación, a nuestra vida. Es que la casa, en el mejor y más hermoso de los casos, es, o debe ser, nuestro espacio de vida, nuestra morada, el lugar del ocio y el reposo; del sueño y de la restauración; del resguardo y de la repetición placentera de la rutina sagrada que nos conforma. Visitar la casa de otro, por su parte, es un acto parecido al de recibir un abrazo. Es una bienvenida, una iniciación, un comienzo donde la persona conocida que somos, pasa a ser del todo, ya, un amigo. Pero también hay otra forma de visita. Aq

Alice Munro. Vida querida

Vida querida, querida vida. Los cuentos de Alice Munro se deben leer uno cada día. Al menos, eso es lo que he llegado a vivenciar con su lectura. Hay tanto enterrado bajo el suelo de una casa ya vacía. Hay tanta fuerza en esa corriente dulce del rio de esas vidas contadas. Tanto ímpetu contenido, tanto grito ya ahogado, tanta desdicha ya aplacada y domada, tanta soledad sosegada, que mientras se va de una vida a otra, de esta a aquella historia, apenas queda el tiempo suficiente de comprenderla, de entender el sentido de esa vida, de asimilar sus proezas heroicamente tan comunes. Me es imposible saltar de esta historia a la otra como un veloz y voraz lector que no soy. Me quedo instalado en esa casa silenciosa y sus ruidos del pasado; en ese sendero que lleva a ese rio que solo se adivina. Me quedo a vivir en esa habitación de secretos de esa mujer solitaria, de ese hombre casi invisible a las vidas ajenas.  Me quedo con ese intento de cada uno, por vivir su propio d