La batalla de Acajutla. ( o la herida de Pedro de Alvarado). (Publicada en Revista Destiempo. Año 5. Numero 24. México. D.F. Marzo- Abril 2010) El hombre de ojos tristes sopló a través de la concha que tenía entre sus manos, y así, se produjo ese sonido entre doloroso y seco que se irradió por el espacio cálido de ese mediodía. Su mensaje de derrota desparramó la sal en la carne viva de los que estaban moribundos tendidos en el suelo. El muchacho emprendió su carrera mientras el sonido todavía se esparcía como sombra desde la colina: su figura salió del sonido y entró a su carrera; sus pies descalzos, se llenaron de polvo al lanzarse sobre el espacio horizontal al otro lado del valle. Era como si él persiguiera su destino, o él mismo fuese perseguido por su propia fatalidad. Al correr, ejecutaba un plan, seguía la ruta preconcebida cada noche en medio de la espera. Soñó, esperó, planeó y ahora ejecutaba. Había ya recorrido ese trayecto tantas veces en la oscurid
"Escribir, es poner en orden lo disperso" Carlos Fuentes