¡Beso que ha mordido mi carne y mi boca con su mordedura que hasta el alma toca! ¡Beso que me sorbe lentamente vida como una incurable y ardorosa herida! Juana de Ibarbourou. Amor, erotismo: literatura. La vida es también vivencia del deseo erótico y el anhelo amoroso. Anegados por esa “llama doble” -como Octavio Paz ha titulado uno de sus ensayos fabulosos-, el amor y el erotismo nos construyen, hasta llegar a definirnos, tanto como lo hace nuestra voz, nuestro andar, nuestro carácter, y por qué no, nuestra particular idea sobre la esencia de la vida. La vivencia erótica nos abrasa, y su fuego -que en ocasiones confundimos con la fuerza de la juventud-, nos regala el momentáneo habitar de una dimensión resplandeciente, desde donde se puede ver de otra manera el universo; desde donde se puede apreciar y sentir, un estado diferente del vivir que está muy lejos de la angustia que la mortalidad nos provoca; del terror al dolor; del miedo a la inconsolable sol
"Escribir, es poner en orden lo disperso" Carlos Fuentes