Universo o multiverso.
¿Qué es más
grande, la imaginación científica o la literaria?
A la imaginación
científica se le llama hipótesis. Sabemos que es una idea que está aún sujeta a
comprobación. La literatura no necesita esta comprobación. Aquí únicamente las cosas postulan su irrefutable. Toda
creación literaria es una fabulación ajena a ser verificada: es un nuevo
universo, distinto al que en la realidad se habita, y del que se da por sentado
su existencia.
Pero postular
otros universos en el campo de la ciencia, requiere la búsqueda de formas cada
vez mas complejas de atestiguación. Todos los acercamientos a esa tentativa
teórica, son parciales, hasta que una suficiente cantidad de datos coincidan en
hacer de esa hipótesis, una teoría comprobada.
Este tema del multiverso, es lo
que en los últimos años ha ocupado la actividad de diferentes
físicos-matemáticos y astrónomos alrededor del planeta, como muy recientemente
fue presentado en la serie The Fabric of
the Universe, en el programa NOVA, de la televisión educativa
norteamericana (PBS por sus siglas en ingles). Destaca también el trabajo
realizado por el astrónomo y matemático Bernard Carr, de Queen Mary University
en Inglaterra, quien editó el libro
“Universe or Multiverse” en el año 2007.
De alguna forma,
con la idea del multiverso, resulta difícil imaginar que algo idéntico a
nosotros mismos y al mundo que nos rodea pueda existir en algún lugar del
infinito, y la idea cruza el ámbito de la ciencia y la ciencia ficción; pero fundamentalmente
el de la literatura y las ciencias
naturales.
Un escritor un
día dijo: “Al otro, a Borges, es a quien le ocurren
las cosas,” reconociendo de antemano la
otroriedad de si mismo. Imaginó, la existencia paralela de los seres, la
simultanea vida de otros hombres y mujeres parecidos a si mismos recorriendo
otros destinos. Luego anota
–refiriéndose a la imaginación de ese otro- : “Hace años yo traté de librarme
de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito…”.
Son precisamente esos juegos con el tiempo y con lo
infinito lo que al fin y al cabo vincula, sí, a la ciencia y a la literatura,
pero que ambas resuelven de modos tan disímiles.
Es Borges quien regala a la literatura esa increíble coincidencia de la imaginación
sobre el universo. Sobre esta hipótesis
de multiverso, él desarrolla esa
perspectiva fabulosa de una realidad que se bifurca; de la realidad que toma
otros caminos diferentes a los que nosotros observamos o somos capaces de percibir:
las múltiples variantes del tiempo y del espacio. Vuelvo a esa narración prodigiosa de El milagro secreto, ese majestuoso
relato borgeano. Ahí, el tiempo (los
tiempos), el espacio (los espacios), se bifurcan. Se desdoblan entre el hecho
real y –por llamarle de alguna manera- el hecho imaginario. En ese “paralelo”
juego del tiempo y el espacio, se
permite que sucedan dos cosas (dos destinos quizá)) en ajenas dimensiones: la
bala que avanza y que mata; la escritura
que prosigue y que es concluida en el anonimato.
En otro cuento, El jardín de los senderos que se
bifurcan, se lee: “Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y
vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos [ ] Esa trama [
] abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos
tiempos…”
Y a este juego de las múltiples realidades y
posibilidades, se aviene el juego de la superposición del sueño y la historia, En el texto, La flor de Coleridge se transgrede la noción común del ser, del tiempo y del espacio. ¿En cual
de esas realidades verdaderamente existimos? ¿En qué tiempo? /En qué universo?
La ciencia proclama la posibilidad que otros iguales a nosotros
existan en el infinito junto a la existencia de otros seres inimaginables, como
inimaginables son las combinaciones de la materia en el espacio… ¿Quizás la
ciencia tan solo es un cuento de alguien que escribe o sueña agazapado? O… ¿es
la realidad el capricho de un Dios que sueña?…pero “qué Dios detrás de Dios la trama empieza”…
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